Una octavilla es la mitad de una cuartilla. Una cuartilla es la cuarta parte de un pliego, el pliego equivale a dos folios y sobre folios están escritas las enciclopedias.
Una enciclopedia particular está en una particular biblioteca, de donde es tomada -no sin dificultad- por la fina y pálida mano de un niño particularmente enfermo, que lee en esta tres palabras: Ablución, alquimia y América, en una sucesión que cree mágica y que lo dejará marcado para siempre.
El niño muere y su cuerpo es enterrado en un lugar cualquiera. En un lugar cualquiera cae una semilla de eucalipto que es nutrida, en parte, por los restos del niño. El eucalipto crece y es cortado. De la madera se hace el papel y sobre el papel una pluma enérgica escribe una fórmula matemática que tiempo después se materializará en una bomba, que tiempo después caerá en una ciudad del lejano oriente matando a cientos de personas. Personas que a su vez abonarán con su podredumbre nuevos árboles de los cuales se harán octavillas, cuartillas, pliegos y folios y sobre los cuales plumas enérgicas escribirán fórmulas matemáticas, garabatos y hasta cartas de amor, en el mejor de los casos.
El niño, sin saberlo, y por caprichos del destino o de la casualidad, impulsó el desatinado progreso humano. Hubiera preferido abonar los grandes rosales del día o las tristes azucenas letales de la noche.